La
responsabilidad social, la ética y los intereses mediáticos en el ejercicio
periodístico radial
Por: Kevin E. Molina
La hegemonía social que tienen los
comunicadores evidencia la responsabilidad social personal que pesa sobre ellos,
no sólo representando la empresa para la cual trabajan, sino también como
actores privilegiados. En definitiva, tener la posibilidad de difundir noticias
periódicamente por radio, o cualquier otro medio de comunicación, a un sector
de la sociedad, conlleva una gran responsabilidad enmarcada en la ética
profesional y condicionada por los intereses del medio.
El impacto social que tienen los periodistas
tiende a crecer en la medida que la sociedad legitima su voz como influyente y
veraz. Tal vez uno de los grandes objetivos de los periodistas es que su voz
sea legitimada entre la mayoría de personas, de manera que sus intervenciones,
aportes, comentarios y opiniones tengan mayor impacto en la radio. Ese objetivo
de muchos periodistas sugiere que junto a su legitimidad social crezca la
responsabilidad y la ética.
Mauri González, jefe de redacción de Radio
Galeón – ahora perteneciente a Caracol Radio – considera que “el periodista
juega un papel muy importante en la sociedad porque es el encargado de
transmitir y aportar al desarrollo de la misma. Lo digo así porque de la
información que nosotros manejamos dependen muchas cosas en la sociedad (…) Con
Caracol Radio hemos tratado de retomar ese trabajo social que se había perdido
en la sociedad, con el fin de ayudar y de capacitar a la comunidad, sobre todo
en los estratos bajos, realizando campañas para adquirir bienes (medicamentos, alimentos,
etc.) (…) Esto hace parte de la responsabilidad social del medio”.
Con base en esto se crea un supuesto: Entre
más escuchado sea el periodista radial, más alta es su responsabilidad con la sociedad,
debido a que la legitimidad convierte al periodista en un líder de opinión y en
una personas que cuando decide comunicar, influye en las percepciones,
pensamientos y supuestos básicos de los radioescuchas. Lo que dice el
periodista, es la única verdad.
La responsabilidad social y la ética
profesional suponen comunicar aquello que intenta ser objetivo y es verdadero,
sin ambigüedades ni mensajes indirectos, dejando a un lado los posibles
intereses personales y empresariales (del medio para el cual trabajan). El
único interés que debe existir en el periodista es comunicar, y comunicar bien.
En este sentido, los intereses mediáticos sugieren
la limitación del ejercicio periodístico radial. Intereses que pueden ser políticos
o económicos, y que resultan ser inevitables, por lo menos en Colombia, gracias
a que los grandes medios están en manos de reducidos grupos empresariales y
familiares quienes manipulan, envenenan y distorsionan la información.
“Aquí se habla de comercialización – asegura González
– (…) Algunos medios de comunicación guardan la información porque intentan no
afectar la imagen de entidades o personas que les han pautado, desconociendo
que cuando una empresa pauta no es para tapar la información que les resulta
negativa, es para dar la oportunidad que ellos se defiendan. Muchas veces no lo
entienden así”.
Ante la era de globalización, las empresas
mediáticas no se han mostrado reticentes; por ello se ha reducido el espacio
para la información, el análisis y la participación ciudadana, para meter mayor
contenido publicitario pues esto, según los dueños de los medios, “mantienen
viva la emisora”. Algunos periodistas concuerdan en decir que ya no se
vislumbran las emisoras como un medio para dar voz a los que no la tienen, sino
como una máquina de hacer dinero, donde prevalecen intereses ideológicos y
económicos sobre el ejercicio periodístico, ese ejercicio que le dio esencia y
vida a las emisoras.
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